1. Pregunta inicial (con el compañero)
¿cuanto y cuando necesitamos de los demás? da ejemplos
Después de un proceso de autodesarrollo ¿podemos dejar de depender del otro? ¿por qué?
2. Leemos
“No se trata tan sólo de comprobar una vez más que el hombre es un ser social, hecho manifiesto. Lo importante es determinar cuál es la naturaleza propia de dicha sociabilidad y cuáles son sus límites, dado que de la respuesta que se formule dependerá toda nuestra concepción de lo social y del hombre como sujeto u objeto de las relaciones sociales y políticas.
“El análisis ha de partir de un doble punto de vista o perspectiva:
1) el origen de la vida humana con dos argumentos básicos:
- la transmisión de la vida
- la indigencia radical del hombre.
2) por el fin (objetivo) de la vida humana.
- la referente al bienestar material,
- las que corresponden a la perfección intelectual
- perfección moral.
3. Nos detenemos y buscamos palabras que no entendemos.
4. continuamos la lectura
Un ser indigente
El principio mismo de la nueva vida en el hombre supone la unión del varón y de la mujer con miras a la procreación. (…). La generación humana exige, pues, indispensablemente, el vínculo sexual del cual surgirá la nueva vida. Por lo tanto, la sola existencia de nuevos seres requiere una relación, así fuera accidental, entre ambos sexos.
El ser humano es un verdadero “escándalo” (algo que indigna, sorprende) en este sentido, pues no existe otro ser viviente tan inerme (sin armas, sin herramientas) e incapaz como el ser humano para asegurar su propia subsistencia. Este argumento ha sido dado desde todos los tiempos como prueba contundente de la sociabilidad. El recién nacido no puede alimentarse, ni protegerse de la intemperie, ni protegerse de otros animales.
Tarda un año en descubrir que es bípedo, tarda varios años en correr convenientemente, en poder subirse a un árbol, en aprender a utilizar sus manos, etc. (…)
En busca de perfección
Algo similar ocurre con lo referente a la plenitud de la vida humana. Ante todo, el bienestar material de una persona supone constantemente el concurso de muchas otras personas para la elaboración del más simple de los productos. La complejidad actual de la producción industrial pone esta situación de relieve, en lo que hace a las necesidades vitales básicas.
Si consideramos el desarrollo de nuestra capacidad mental, el grado de dependencia es aún mayor.
En efecto, o bien podemos descubrir todas las verdades por nuestras solas fuerzas o, por el contrario, debemos aprender bajo la guía de un maestro.
Si bien el primer camino (invención) es más perfecto, el segundo es mucho más común y certero (aprendizaje). Ni aún el mayor de los genios humanos podría haber alcanzado su plenitud intelectual sin el apoyo de todos los conocimientos adquiridos previamente mediante una adecuada enseñanza. Ni Leonardo da Vinci ni Albert Einstein son explicables cabalmente por su solo talento personal.
Por otra parte, los mayores genios han seguido en permanente dependencia de otros investigadores o descubridores eminentes, con los cuales han intercambiado constantemente informaciones para su mutuo enriquecimiento. (…)
Ella consiste en la práctica de la virtud moral, pues los hábitos morales no nacen espontáneamente, sino que han de ser adquiridos por cada individuo, en cada generación. Esto explica que los padres célebres no tengan con frecuencia hijos igualmente admirables. La virtud moral no puede ser enseñada como las matemáticas, es una adquisición personal. A su vez, las inclinaciones temperamentales no bastan para alcanzar la virtud moral “propiamente dicha.
La adquisición de nuestra perfección moral requiere que los padres introduzcan un orden de vida en la conducta indiferenciada del niño. Y esto desde el nacimiento mismo del infante. Dicho orden irá disponiendo favorablemente al niño a medida que crezca, inclinándolo a la práctica de la virtud, pero no asegurará la misma. Lo mismo cabe decir del ambiente social que rodea la vida infantil. Dispone, pero no causa la virtud.
Si pensamos que la plena capacidad que la ley reconoce a los ciudadanos se sitúa hacia los 18 años, ello significa que antes de esa edad el joven no posee, por lo general, la madurez moral suficiente que las leyes requieren. Por lo tanto, ser humano no puede ser plenamente adulto, en sentido moral, sin la ayuda y la dependencia de otros seres humanos.”
5. ACTIVIDAD FINAL
1. Dialogo con el compañero y respondo: ¿que tiene que ver todo esto con la realidad del trabajo humano?
2. hago un breve escrito y lo mando por mail (con los apellidos de los participantes)